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El papa Francisco, enojado por una fiesta de 18.000 euros durante la doble canonización
Un
funcionario del Vaticano reveló que Jorge Bergoglio "no ha quedado muy
contento" ante las imágenes de un "banquete VIP" en la terraza de un
edificio gubernamental mientras el Pontífice santificó a Juan Pablo II y
Juan XXIII
ROMA.- No era una imagen digna de su pontificado y eso le molestó. En una declaración a la medida del papa Francisco
, un funcionario del Vaticano reveló que Jorge Bergoglio "no quedó
muy contento" al ver las imágenes de la lujosa comida a la que
asistieron religiosos, empresarios y periodistas italianos en la terraza
de la prefectura vaticana de Asuntos Económicos durante la reciente canonización de los papas Juan XXII y Juan Pablo II , informó la publicación semanal italiana L'Espresso.
El
enojo del Papa llega después de que este semanario de información
general adelantase en su página de Internet una parte del reportaje que
publicará mañana y en el que se ve cómo unos 150 invitados vivieron la
ceremonia de canonización del pasado 27 de abril desde la terraza del
edificio vaticano, para después disfrutar de una fiesta y un "banquete
VIP" que costaron a patrocinadores privados unos 18.000 euros.
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Una vez más, comparto 100 % el criterio de Francisco, que quiere una Iglesia gue predique con el el ejemplo. Por eso se manifiesta expresamente, considerando inadecuado el gasto de 18.000 euros, realizado en una fiesta organizada durante la doble canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II.
Son muchas las personas que amasan fortunas cuantiosísimas, impropias del carácter finito de la vida humana (que en el cajón no caben, ni resultan útiles), que exceden lo necesario para la vida lujosa del grupo familiar y hasta de un plus de ahorro para eventuales emergencias.
Deberían ellas mismas hacer un uso útil de tales recursos excedentes en exceso, valga la redundancia, en pos de la educación, capacitación en oficios y profesiones de los que menos tienen, posibilitando se incorporen a la vida digna de trabajo, para bien de ellos y de la sociedad toda, que así iría superando paulatinamente, los problemas de inseguridad que la aquejan.
Alejandra Belmartino
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Tierra Santa recibe al Papa en un clima de extrema división
El Mundo Por Martín Rodríguez Yebra | LA NACION
JERUSALÉN.- Suena un coro gregoriano apenas se traspasa la puerta de Jaffa hacia la Ciudad Vieja. "Perdiendo mi religión", cantan los monjes, en una versión mística del hit de REM de los años 90. Siguiendo la música se llega a un edificio de piedra del que cuelga un cartel enorme: "Bienvenido a Tierra Santa", dice en inglés, hebreo y árabe bajo una foto sonriente del Papa. Es lo primero y último que se ve de él en la ciudad tres veces sagrada, corazón de la peregrinación que Francisco iniciará pasado mañana a una región en la que el péndulo vuelve a moverse hacia la máxima tensión política.
La suerte del lacónico mensaje de bienvenida que desplegó el Centro de Informaciones Cristiano frente a la Torre de David simboliza en pequeña escala lo delicado del desafío que le espera al Papa en Medio Oriente. Los sacerdotes que administran el lugar denunciaron que la municipalidad les ordenó quitarlo porque podía provocar a grupos judíos extremistas que rechazan la presencia del líder católico en Jerusalén. El cartel sigue ahí.
Recientes incidentes de vandalismo en templos cristianos y musulmanes, sumados a las protestas que se organizan para hoy frente a algunos lugares sagrados del judaísmo que visitará Francisco, aconsejan toda la cautela posible, argumenta el gobierno israelí, ansioso porque el viaje papal transcurra sin sobresaltos.
El que ama y quier el bien del prójimo no teme. Dios protegerá a su pastor en Tierra Santa...